
El obispo de Córdoba coincide con la cofradía en que no es conveniente que hombres y mujeres compartan el mismo espacio debajo de los pasos por las “situaciones incómodas” que se puedan producir. Lo interesante es que la alcadelsa de Córdoba, Rosa Aguilar (uno de los cargos electivos más importantes dentro de Izquierda Unida, que agrupa los antiguos partidos comunistas y que es, con sus coaliciones, el tercer partido más votado en España), perteneciente a esta hermandad, secunda la propuesta del obispo de que las dos mujeres excluidas creen una cuadrilla de costaleros exclusivamente femenina.

Bueno, a lo que voy. Las dos costaleras excluidas decidirán hoy si denuncian o no esta acción. Esto tiene lugar dos días después de aprobada la llamada Ley de Igualdad o de paridad entre hombres y mujeres, que, siguiendo lo que ya se he convertido en costumbre, es la medida más radical de este tipo en Europa, colocándonos, una vez más en la vanguardia de lo políticamente correcto en el mundo. Así que como era de esperar, el PSOE ha puesto el grito en el cielo.
La secretaria de Igualdad del PSOE, Maribel Montaño, ha asegurado que la prohibición es una discriminación por género y que vulnera la recién aprobada Ley de Igualdad, por lo que puede recibir una demanda judicial. "No hay ningún motivo objetivo, razonable y defendible para hacer esa discriminación", ha asegurado Montaño.
Echando un vistazo al texto de la Ley, la decisión de la Hermandad viola, de entrada, prácticamente todo el Título I y II, además de la Constitución. Montaño insiste que lo que quieren los ciudadanos y las ciudadanas es “ejercer sus derechos sin discriminación”.

Un medio católico alarmista, volviendo a la vieja retórica de la conjura judeo-masona, habla de: “Dentro de un Estado aconfesional, como es España y con los tiempos que corren en los que nos quieren vender que aconfesional significa laico, cuando esto es totalmente falso y contrario a la Constitución, imaginemos que el Estado decide por decreto que la Iglesia es una empresa como otra cualquiera y por tanto debe “someterse” al imperativo de la ley. ¿Nos harán entrar dentro de la obligatoriedad impuesta por la ley? ¿Será el Estado quien establezca una norma de paridad dentro del colegio sacerdotal, obligando pues a la Iglesia a un sacerdocio femenino? ¿Y el colegio cardenalicio? ¿Y los conventos de clausura?”.
Es casi imposible que se considere a la Iglesia una empresa, pero aún así se puede denunciar por discriminación, que de ser probada conllevaría penas económicas y la exigencia de corregir lo que dio origen a la discriminación. Esperemos que tengan buenos abogados, sino, ¿quién sabe?, quizás Zapatero consigue darnos una Iglesia feministizada. Además la Ley se aplica a todos los que estén en en España (aunque sea de paso), con lo cual podrían denunciar al Sr. Benedicto si viene a visitarnos. ¡Le llevamos a juicio, estilo Pinochet, le destituimos y nombramos a Fernández de la Vega papa en su lugar! Bueno, por lo menos haría una buena peli al estilo de los docu-dramas esos ingleses - en los que matan a Bush o secuestran a Blair - que tan de moda se han puesto.


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