[Tea-time thoughts, loopholes and opinions for alter egos and the bovine sublime]

Thursday, March 15, 2007

Suicidarse a través de la Seguridad Social

Inmaculada Echevarría ha fallecido hoy en Andalucía tras serle retirado respirador artificial que la mantenía con vida. Esta señora de 51 años, que desde los 11 años sufría una distrofia muscular progresiva que ya desde hace algunos años le hacía dependiente de aparatos médicos para mantenerse con vida en una situación verdaderamente penosa, ha ganado finalmente su batalla para ser desconectada y morir dignamente. Previamente a la suspensión del tratamiento con ventilación mecánica que venía recibiendo en los últimos 10 años en el Hospital San Rafael de Granada (dependiente de una orden religiosa), el equipo asistencial que le atendió en los últimos momentos de vida le proporcionó la asistencia sanitaria necesaria para garantizar que el proceso de retirada se produjera sin dolor. Para esto fue trasladada de dicho hospital al Hospital de San Juan de Dios, dependiente del Servicio Andaluz de Salud (SAS).

La argumentación de la Junta de Andalucía (órgano de gobierno de la Comunidad Autónoma de Andalucía, es decir, el gobierno regional) para autorizar la petición que realizó la sra. Echevarría el pasado 21 de noviembre fue la siguiente:

El Consejo Consultivo de Andalucía (CCA) dictaminó el pasado 28 de febrero que su caso era una limitación del esfuerzo terapéutico negativa y "adecuada a derecho", por lo que consideró que la actuación de los profesionales sanitarios que procedieran a la desconexión del aparato de ventilación mecánica no podía considerarse "punible".

El Consejo Consultivo sustentaba su dictamen tras analizar la Ley 41/2002 de Autonomía del Paciente (que Chaves ha recordado que “es una ley nacional, no autonómica”) y determinar que "la idea capital subyacente" es que las prestaciones sanitarias "no se pueden imponer contra la voluntad del paciente que, consciente y libremente, las rechaza, aunque se trate de una situación de riesgo para la vida". La misma resolución agrega que la citada ley exige requisitos dirigidos a asegurar la manifestación "autónoma, libre y consciente" de la voluntad del paciente, añadiendo ciertos requisitos y deberes, acordes con la relevancia de las decisiones adoptadas en este ámbito y exigibles también por razones de seguridad jurídica.

El Consejo entendía que se trata de una petición "amparada por el derecho a rehusar el tratamiento", al tiempo que recuerda que, si bien el Convenio de Oviedo sienta como regla general el consentimiento libre e informado del paciente para la práctica de una intervención en el ámbito de la sanidad, el mismo consentimiento puede ser retirado libremente --por el paciente-- en cualquier momento.

Un mes antes, la Comisión Autonómica de Ética e Investigación Sanitarias de Andalucía emitió un informe al respecto, opinando que la solicitud de la paciente puede encuadrarse como un "rechazo del tratamiento", expresado como "revocación" del consentimiento previamente emitido para recibir tratamiento de soporte vital mediante ventilación mecánica.
La Consejera de Sanidad habla de un derecho a morir dignamente: “Se trataba de un caso singular y que no se puede universalizar, aunque cada vez toma mayor protagonismo la autonomía del paciente a tomar sus propias decisiones, derecho que la ciudadanía reclama y que los poderes públicos tenemos que hacer efectivos, siempre desde el derecho a la muerte digna que permitan no añadir una agonía que la persona ya tiene por encontrarse en esa situación terminal”. La Junta cedió por tratarse de “un caso aislado y singular, además de sometido a una gran presión mediática”.

Sin embargo, con sus declaraciones la caja de Pandora queda abierta: “A la pregunta de si la Junta teme que el caso de Inmaculada puede desencadenar un 'efecto dominó' de otros pacientes que soliciten una limitación de su esfuerzo terapéutico en enfermedades terminales al entender que este caso marca un precedente histórico, declaró que no cree que tenga lugar este hecho, ‘ya que lo único que se ha puesto de manifiesto es que Inmaculada tenía una voluntad decidida de interrumpir su tratamiento’”. Si el criterio a tomar en cuenta es la voluntada decidida del paciente a morir, estamos ante algo que en mi pueblo llaman eutanasia, por mucho que me duela coincidir con el Monseñor Cañizares. La Consejera, coincidiendo con los demás políticos socialistas andaluces, niega que se pueda aplicar este término.

La opinión del Consejo Consultivo Andaluz, muchísimo mejor documentada, habla de “eutanasia pasiva e indirecta”, aunque niega que “se haya legalizado la eutanasia en España por la vía de hecho”.

Personalmente, no tengo ninguna postura moral ni ética respecto a la eutanasia. Creo que hay muchísimos casos en los cuales podría ser mucho más que justificado. Mi postura es muy fría e impersonal. Lo considero un problema puramente legal, por lo tanto del Estado, que nos concierne a todos. Todos tenemos la libertad de tomarnos un bote de pastillas, algo sobre lo cual la sociedad tiene poco que decir, ya que en última instancia es algo entre la persona y, como mucho, san Pedro o Anubis o quien sea.

La cosa se complica cuando involucra a más personas o si la persona no está en situación de engullir dichas pastillas o un puñadito de arsénico, entonces ya es un problema de la regulación de la convivencia social, es decir, legal, y ya las emociones pasan a importar más bien poco. El problema de conceptos muy modernos pero absurdos en si mismos como un “derecho” a la muerte digna es que de ser un derecho legal abriría las puertas a una cantidad de casos que la sociedad no está dispuesta a tolerar y que serían muy difíciles de contener.

Es cierto que hay un derecho a rechazar un tratamiento o exigir su suspensión, lo hay en España y en casi todos los países sin que llegue a legitimar o fundamentar la eutanasia. Esto es así porque la legislación de cualquier país contiene una cantidad monumental de disposiciones, derechos y deberes que pueden aplicarse simultáneamente en un caso concreto y que con mucha frecuencia son contradictorios y mutuamente excluyentes. Gran parte del trabajo del sistema judicial y de los académicos en este campo, con más o menos túnicas o pelucas, consiste en evaluar derechos y deberes en conflicto para determinar cual prevalece en cada caso. Que nos sea reconocido un derecho no quiere decir que este prevalezca en un caso concreto. Para establecer eso pagamos no poco a no pocos juristas, jueces y abogados. Y de esta forma, en muy poquitas palabras, funciona nuestra muy desquiciada sociedad. Por esto, de haber estado en manos de un tribunal judicial la petición de la sra. Echevarría habría sido denegada como pasa en la mayoría de los países y según lo ha dictado en casos anteriores el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Sin embargo, no ha sido así, ya que lo que acaba de pasar en Andalucía no es una decisión judicial, sino administrativa. Esto lo que quiere decir que es que un gobierno local ha aplicado la parte de la ley que ha querido por la puerta de atrás, con lo cual es un decisión muy dependiente de condicionantes políticos.

La ley depende enormemente de factores éticos y reales que reflejan la postura adoptada por la sociedad de un país. Si los valores o la realidad sociales han cambiado, entonces debe haber un debate para cambiar la legislación. De permitirse la eutanasia o cualquier forma de muerte asistida en España, todos/as los/as españoles/as por igual podremos gozar de un derecho reconocido, si en cambio se mira para el otro lado, permitiendo que gobiernos autonómicos interpreten y apliquen la ley de forma ilegal, habremos añadido una desigualdad más entre los ciudadanos/as de este país por la cual un castellano no tendrá esa posibilidad, mientras que quizás una extremeña sí podrá ser aliviada de sus penas con el dinero de los cotizantes de la seguridad social - les guste a éstos o no - siempre que a sus políticos de turno les apetezca.

Pero bueno, ya parecemos acostumbrados a ser cada vez más desiguales en nuestros derechos en este país.

3 comments:

TrueCapote said...

I couldn't agree more

Anonymous said...

Hola Blanca, bueno la verdad estoy con poco tiempo para leer la noticia, pero por lo que vi (si quedo como un boludo por no leer toda la noticia, me jodo por nabo)... Bueno lo que pienso que cada tiene derecho a vivir y a morir como se le canta el culo, yo lo digo por experiencia de un amigo, que sufrio mucho y al final no tenia ganas de vivir, y sufrio mucho... por suerte el barba se acordo de el, yo creo que uno por amor trata de hacer todo para que el ser querido siga con vida, pero yo no creo que sea un pecado cortarle el sufrimiento a alguíen mientras lo elija con libertad...

En mi pais todas las asociaciones católicas de mierda pondrian el grito en el cielo cuando esas mismas personas en los años 70's cuando subieron los militares, bendicieron el terrorismo de estado (ayudados por lo servicios de inteligencia yanquis), y en este pais desaparecieron 30.000 personas, que fueron torturadas, asesinadas, mutiladas, a embarazadas le sacaban los hijos para darselos a otras personas.... y esas personas que eran "elementos subversivos" o "comunistas", eran obreros, maestras, estudiantes secundarios que pedian un boleto de colectivo (bus) más barato, o boludos que aparecian en la agenda de teléfono de alguno.... yo creo que seguro que algunos de ellos integraban los ejercitos de izquierda que mataban a policias para robarles armas, o metian bombas... pero seguro que la mayoria no era ni comunistas ni subersivos...

Bueno me fuí por las ramas, pero quiero contarles lo que paso un poco en la Argentina en los años 70's (1974 al 1984), bueno les comento que mi nombre es Ezequiel, vivo en Buenos Aires, y soy el novio de una amiga de Blanca.... bueno me robe una española para traerla a las pampas, bueno Blanca, te mando un beso enorme... espero que cuando venga Cris para estas tierras, llames a casa!!! saludos

Bluetinyman said...

Estimado boludo,


Sin duda este es uno de los temas más jodidos que podemos traer sobre el tapete. Tu Argentina vivió infiernos sucesivos desde por lo menos 1930, con su gran apogeo entre 1976 y 1982. Eso hay que ponerlo en relación con la Operación Cóndor que involucraba a Argentina, Chile, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia para deshacerse de los dichosos subversivos bajo auspicios de EEUU durante los setenta. Por aquellos años a Allende le caía una que otra bomba en la cabeza y pasabais a tener a Pinochet de vecino. La República Dominicana – al igual que casi todo centro y sur América – tuvo una dictadura a partir de 1930 (Trujillo). Durante los 31 años siguientes murieron miles de personas. Teóricamente la democracia se inicia en 1962, seguida de una dictadura de unos 2 años, seguido de una guerra civil que se decidió a favor de los antiguos dictadores gracias a una intervencioncilla militar de marines americanos. En 1966 nos dieron una nueva constitución conservadora y nos dejaron a Joaquín Balaguer, mano derecha de Trujillo. Su “democracia” unipartidista a punta de pistola dejó más muertos en 12 años (1966-1978) que los 31 de Trujillo. ¿Las victimas?, pues las de siempre, subversivos y comunistas, cualquiera que estuviese en una lista negra de los yanquis. Los números rondan, grosso modo, los de Argentina que mencionaste. Lo único que, a diferencia de vosotros – y los chilenos que también están moviendo por lo menos un poco el culo –, los dominicanos nunca se han molestado ni en contarlos, mucho menos en reivindicar nada. El mismo Balaguer volvió a ser presidente entre 1986 y 1996, nombrando a dedo a Leonel Fernández como su sucesor, el cual sigue siendo el presidente hoy. Balaguer murió de muy viejo (casi 96 años) tras haberse presentando a TODAS las elecciones, en las cuales era el primer o el segundo más votado. De las decenas de casos paralelos en América Latina podríamos saltarnos el charco para hablar de España. República de 1931 a 1936, año en el que hay un golpe de estado militar que desemboca en tres años de guerra civil, con un millón de muertos. El adorable golpista fue Franco, cuya represión legal y extralegal – fusilamientos, desaparecidos, expropiados, exiliados, encarcelados por motivos políticos – afectó a otro millón de personas como mínimo en la post guerra. Además hay que añadir la asfixia económica en la que mantuvo a los españoles, lo cual provocó por lo menos dos millones de emigrantes económicos. En este panorama de asco, parece que el único alivio que puedes tener es que los dictadores argentinos no se murieron en su cama estando en el poder. Franco sí. El hombre estuvo mandando desde octubre 1936 a noviembre 1975. Como si fuera poco fue él, el señor paquito, quien nos nombró a nuestro Rey, juramentado bajo las leyes del Movimiento – que era fascista, por supuesto. De ahí que todo haya quedado atado y bien atado tras su muerte, y que hoy El Modelo Español de Impunidad siga siendo un motivo para la vergüenza internacional, ya que nos hemos saltado todas las leyes de derechos humanos y de la UE a la torera. Pero bueno, lo que abunda es la amnesia en este mundo, con haber hecho el amago de procesar a un fulano de tal – digamos que Pinochet – se limpian los karmas y se lava la cara de un país tan democrático y europeo como cualquier otro.

A toda esta porquería podríamos mencionar que todos estos regímenes fueron apoyados hasta el final por la Santa Madre Iglesia, Católica, Apostólica y Romana, que tanto antes y después del Vaticano II siguió teniendo trapicheos sucios de todo tipo con estos hombres bendecidos, pero no, mejor ni mencionarlo. Caudillo de España por la Gracia de Dios… Mira Eze, hay cosas que mejor no darle vueltas, que sino salimos a la calle y nos hacemos subversivos. Y estos no son mejor vistos o mucho mejor tratados hoy que entonces. Basta con no tragarte las versiones santificadas de la historia de aquellos años, tan prolíficos en sombras.